Que por qué la quiero? porque la deseo con todos los poros
de mi cuerpo soy todo ojos cuando la miro todo manos cuando la acaricio
todo boca cuando la beso. le doy todo lo que tengo y lo que soy hasta la última
gota y ella me bebe me ama igual que yo somos incondicionales encajamos como
los dientes de una boca inagotable sedienta de pasión me devora con los ojos y
con el cuerpo y yo a ella somos
caníbales del amor y la quiero porque está presente porque hoy la tengo y no sé
si la perderé mañana está muy loca hoy me quiere no sé qué pasará después yo
también estoy loco, de amor y de hambre de vivir como nunca he vivido. nunca
amé de esta manera ni tanto ni así tan demente y total, me llama y voy no
importa adonde esté ni lo que esté haciendo dejo todo y voy siempre voy. noche
y día pienso en ella la pienso y la amo la engullo con el pensamiento y la
acción vivo apasionado sin remedio es la fuente para mi sed es mi mejor
alimento a veces solo nos miramos durante horas sin hacer nada o descansamos
juntos muy apretados quietos hasta que la sed o el hambre nos apresa y vamos a
saciar otros apetitos indispensables.
Salimos a pasear a veces, tenemos sitios preferidos,
disfrutamos de estar juntos solos o sumergidos en el bullicio. De vez en cuando
vamos al cine o al teatro, luego a tomar unos tragos al centro avanzada la
noche ya de madrugada y llega un momento que nos miramos y sabemos, tomamos un
coche y volvemos a su casa o a la mía. En verano nos amamos en la playa o en la
alberca o en la mesa o en la alfombra y en invierno al abrigo cerca del fuego.
Tenemos la premura de aquello que se termina y la tremenda urgencia de no saber
cuándo.
Ella quería vivir por todo lo que no había vivido. Hicimos
locuras, muchas locuras de pasión y de muerte porque la parca está siempre con
nosotros, es la comedida constante, cuando nos amamos desaparece y cuando
acabamos, a veces vuelve despacio y por eso nos fagocitamos de nuevo para
ningunearla, para sumergirnos en ese amor intenso que es capaz de fugarse del
miedo del fin, que lo aleja indefinidamente… es que después de tanto amor ya no
importa morir. A veces la insultamos: muerte puta estúpida andate que acá no
hay sitio para vos!
Aquella tarde en la sala de espera del oncólogo, sin pelo,
flacos, tristes, solos y desahuciados nos descubrimos sorprendidos, como en
un déjà vu. Ella llevaba un
pañuelo rojo en la cabeza, menuda como una criatura y sus ojazos azules no
dejaban de mirarme. Yo con aquel viejo sombrero de playa azul que había sido de
mi padre, cuando me llevaba a pescar. No hablamos, nos miramos con ternura,
luego con esperanza de pasión. Fuimos a su casa aquella primera vez. El enorme
danés celoso no quería dejarme pasar, entré igual, me abrazó y mordió apenas,
no me hizo daño, sabía que no debía y lo perdoné, tampoco tenía fuerzas para otra
cosa después de la droga… reservé mi escasa potencia restante para ese
inaugural encuentro esperanzado.
Es carnaval. Llueve intensamente. Somos dos calaveras en
medio de la noche canicular de un pueblo de Corrientes, ni sé cómo se llama.
Vamos casi desnudos, enfundados en etéreos disfraces de tules que se pegan al
cuerpo empapado, con imágenes de huesos. En medio de la multitud disfrazada y
casi tan loca como nosotros, con la música del corso y las voces que cantan
alrededor resonando en nuestros tímpanos, gritamos para comunicarnos o solo con
la mirada ya entendemos. A veces nos agarramos, temerosos de perdernos en medio
de tanta gente y a la vez nos sentimos protegidos en medio de la multitud. Con
osadía celebramos el amor burlando a la muerte, es la noche de San La Muerte y
llevamos amuletos encantados bendecidos por el cura del pueblo en una vieja
capilla del monte, para que esta pasión perdure, nos da miedo y nos excita,
bailamos hasta el desmayo, finalmente vamos al hotel. Muy borrachos nos
sumergimos en nuestra locura bacantes de amor y de alcohol disfrutando
intensamente nuestra última noche de amor.
Ha escampado y amanece.
2 comentarios:
Muy bueno, me gustó. Ella existe? existió ? o es resultado de un sueño?
Abrazos ! Alfredo
En toda realización literaria hay algún atisbo de realidad autobiográfica. Uno escribe sobre lo que conoce y lo que sabe es producto de sus vivencias, que a veces se entremezclan con productos imaginarios. Y después de todo, ¿cuánta realidad puede haber en un sueño y cuánto de sueño existe en la realidad? ¿Y más aún, qué es realidad y qué es sueño? ¿Podemos marcar una línea que separe claramente un campo del otro?
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