viernes, 16 de agosto de 2013

NOCHE DE AMOR

Que por qué la quiero? porque la deseo con todos los poros de mi cuerpo soy todo ojos cuando la miro todo manos cuando la acaricio todo boca cuando la beso. le doy todo lo que tengo y lo que soy hasta la última gota y ella me bebe me ama igual que yo somos incondicionales encajamos como los dientes de una boca inagotable sedienta de pasión me devora con los ojos y con el cuerpo y yo a ella  somos caníbales del amor y la quiero porque está presente porque hoy la tengo y no sé si la perderé mañana está muy loca hoy me quiere no sé qué pasará después yo también estoy loco, de amor y de hambre de vivir como nunca he vivido. nunca amé de esta manera ni tanto ni así tan demente y total, me llama y voy no importa adonde esté ni lo que esté haciendo dejo todo y voy siempre voy. noche y día pienso en ella la pienso y la amo la engullo con el pensamiento y la acción vivo apasionado sin remedio es la fuente para mi sed es mi mejor alimento a veces solo nos miramos durante horas sin hacer nada o descansamos juntos muy apretados quietos hasta que la sed o el hambre nos apresa y vamos a saciar otros apetitos indispensables.

Salimos a pasear a veces, tenemos sitios preferidos, disfrutamos de estar juntos solos o sumergidos en el bullicio. De vez en cuando vamos al cine o al teatro, luego a tomar unos tragos al centro avanzada la noche ya de madrugada y llega un momento que nos miramos y sabemos, tomamos un coche y volvemos a su casa o a la mía. En verano nos amamos en la playa o en la alberca o en la mesa o en la alfombra y en invierno al abrigo cerca del fuego. Tenemos la premura de aquello que se termina y la tremenda urgencia de no saber cuándo.

Ella quería vivir por todo lo que no había vivido. Hicimos locuras, muchas locuras de pasión y de muerte porque la parca está siempre con nosotros, es la comedida constante, cuando nos amamos desaparece y cuando acabamos, a veces vuelve despacio y por eso nos fagocitamos de nuevo para ningunearla, para sumergirnos en ese amor intenso que es capaz de fugarse del miedo del fin, que lo aleja indefinidamente… es que después de tanto amor ya no importa morir. A veces la insultamos: muerte puta estúpida andate que acá no hay sitio para vos!
Aquella tarde en la sala de espera del oncólogo, sin pelo, flacos, tristes, solos y desahuciados nos descubrimos sorprendidos, como en un déjà vu. Ella llevaba un pañuelo rojo en la cabeza, menuda como una criatura y sus ojazos azules no dejaban de mirarme. Yo con aquel viejo sombrero de playa azul que había sido de mi padre, cuando me llevaba a pescar. No hablamos, nos miramos con ternura, luego con esperanza de pasión. Fuimos a su casa aquella primera vez. El enorme danés celoso no quería dejarme pasar, entré igual, me abrazó y mordió apenas, no me hizo daño, sabía que no debía y lo perdoné, tampoco tenía fuerzas para otra cosa después de la droga… reservé mi escasa potencia restante para ese inaugural encuentro esperanzado.

Es carnaval. Llueve intensamente. Somos dos calaveras en medio de la noche canicular de un pueblo de Corrientes, ni sé cómo se llama. Vamos casi desnudos, enfundados en etéreos disfraces de tules que se pegan al cuerpo empapado, con imágenes de huesos. En medio de la multitud disfrazada y casi tan loca como nosotros, con la música del corso y las voces que cantan alrededor resonando en nuestros tímpanos, gritamos para comunicarnos o solo con la mirada ya entendemos. A veces nos agarramos, temerosos de perdernos en medio de tanta gente y a la vez nos sentimos protegidos en medio de la multitud. Con osadía celebramos el amor burlando a la muerte, es la noche de San La Muerte y llevamos amuletos encantados bendecidos por el cura del pueblo en una vieja capilla del monte, para que esta pasión perdure, nos da miedo y nos excita, bailamos hasta el desmayo, finalmente vamos al hotel. Muy borrachos nos sumergimos en nuestra locura bacantes de amor y de alcohol disfrutando intensamente nuestra última noche de amor.

Ha escampado y amanece.

2 comentarios:

Alfredo dijo...

Muy bueno, me gustó. Ella existe? existió ? o es resultado de un sueño?

Abrazos ! Alfredo

Carlos Ruben Curiel dijo...

En toda realización literaria hay algún atisbo de realidad autobiográfica. Uno escribe sobre lo que conoce y lo que sabe es producto de sus vivencias, que a veces se entremezclan con productos imaginarios. Y después de todo, ¿cuánta realidad puede haber en un sueño y cuánto de sueño existe en la realidad? ¿Y más aún, qué es realidad y qué es sueño? ¿Podemos marcar una línea que separe claramente un campo del otro?