Otra vez el trabajo, los ruidos fuertes, el estrés del tránsito vehicular, el peso de las responsabilidades nos abatían más que antes de las vacaciones.
264
Acá y allá
bocinas, timbres y sirenas.
No hay luz de sol.
El verano divertido de los días de playa y distensión se volvió fastidioso y detestable.
253
El cielo lanza
Truenos y relámpagos.
El gato huye.
Por fin llegó el domingo, lluvioso y quieto, un bálsamo para el espíritu.

267
Ciudad callada
bañada por la lluvia.
Domingo quieto.
266
Vocea canilla
Llueve en el asfalto
Pasa un camión.
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