miércoles, 2 de mayo de 2007

MUSAS Y SENTIDOS


Para escribir,
asoman el rojo, el verde,
el azul o el amarillo.
Todos los colores acuden,
pero algunos me fascinan:
el índigo me recuerda a Canon
y sus enigmas, tan indiferente y fría...
el esmeralda a Belinda,
por sus ojos,
y el bermejo, por su cabello,
feliz, triste, franca y valiente,
más bien sola y siempre linda!
el rojo evoca a Cristina,
y aquel beso insinuante
en la comisura de sus labios,
cuando recién la conocía,
el blanco transparente
de su piel sin sol,
lo prieto de su vestido.
Tono y musa
coinciden en armonía.

Todos los sentidos están presentes:
el jazmín llegó de Zulwer,
la rosa, a todas les pertenece.
Otras fragancias también aparecen,
cuando estoy escribiendo...
de féminas amadas,
frutas, flores o alimentos...
Perfumes y sabores se mixturan.
Los aromas del dulce de frambuesas
y el del té con limón y canela,
que Canon me ofrecía...
su rostro tan triste, sus ojos de cielo
y el salobre de sus lágrimas,
que desgajaron
mi devoción más profunda
aquella melancólica tarde,
en que ingenuo, creí que sería mía...

Por eso, los sabores!
Gustillos de labios, de cutis,
de eróticas cimas o rincones,
dejos salinos, amargos o dulzones,
senos de almendras,
boquitas delicadas y sabrosas,
horizontales y verticales
maravillosas!

Pieles de satén, rostros tersos,
manos dóciles, muslos firmes,
pechos sedosos, colas frías, erizadas,
labios suaves, carnosos e incitantes.

Se apoderan de mi alma
sus palabras chispeantes
o cálidas como un manto,
sus llantos, sus voces, sus cantos...
y la música preferida,
aquellas canciones nuestras
que provocan los déjà vue
que me encienden la sangre
de melancolía.

Bailando de pie, o recostadas
en cientos de posiciones,
o simplemente desfilando
elegantes y atractivas...
la mujer en general, me inspira
a escribir lo que por ella siento
y a amarla tanto, tanto!

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