domingo, 15 de abril de 2007

O Q U E D A D

La sibila me dijo
que a pesar de no invocarte,
podría encontrar otra musa,
otras venas, otros plectros...

Pues se equivocaba:
si trato de olvidarte,
ni vivo, ni escribo...

¡Hace dos semanas que no escribo!

Con aquellas diminutas
zapatillas azules de cordones blancos,
que graciosamente calzabas
aquel mediodía en la iglesia,
grabaste tus huellas
en mi alma dolida
y creaste una oquedad
que tiene tu forma,
tu carácter, tu espíritu.

Ingenuamente le pedía a Dios
que olvidaras el rosario
y me dieras tu mano
durante el “Padre Nuestro”...
Jamás pude tomarte
de la mano, ni darte un beso...

Hoy busco otra alma
que se acople justo
a ese sagrado vacío...
Ninguna logra el privilegio
y sigo solo.

Deidad de mis sentidos
Única entre todas

Sólo vivo para vos!

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