Un fuerte batir de alas me despertó
y acongojado vi cómo huían
los coloridos pájaros de mis alegrías.
En mil direcciones desaparecieron,
sin emitir un trino...
El espacio enrojeció,
las notas del pentagrama
se hicieron trizas,
un acento acre invadió
hasta lo más íntimo,
las fragancias de mis amores,
desaparecieron
y los ayes de dolor aún me crispan.
No llegué a tiempo
para captar el momento
con fotografías
y lo hago cuajar en versos.
Es de plomo el firmamento.
Una nieve espesa, silenciosa,
cubre con su manto mi desdicha
y como simple cronista,
observo asombrado el paradigma.
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