jueves, 26 de abril de 2012

Cómo la vida va!

Mi buen amigo Raúl me decía la otra noche:
“Siempre amé la lluvia, las tormentas, los truenos y todos los fenómenos atmosféricos. Garúa, llovizna, lluvia, diluvio y así estuvo toda la noche aquella, luego volvió sobre sus pasos otra vez, lluvia que menguaba y finalmente escampó, como tantas veces, es un hábito. Sin embargo, esa vez algo cambió. Esa vez yo solo podía ver el espectáculo, pero no oírlo. Esa melodía atrapante de las ventiscas junto al mar, del golpear de las olas contra las rocas, de ahora en más, serían silenciosas. Me había quedado sordo… ya no era lo mismo… No podía escuchar ninguna música… la música de sus canciones, de sus palabras susurradas al oído, ya no podía escucharlas más. No había aparato que sirviera… y así como otras veces me había tenido que conformar, como cuando olvidaba un buen paraguas en un tren o en el avión, o las valijas, en algún aeropuerto distante, tras un viaje eterno y matador, o el auto, que justo estaba sin seguro, robado por algún malandrín o una casa desaparecida tras los vientos embravecidos de un divorcio causal. Así se fueron sucediendo muchas pérdidas en mi vida, algunas tal vez más importantes, como la salud, a través de un cáncer que mantengo sujeto a base de remedios a los que no les tengo confianza o un matrimonio decepcionante que no queremos recordar, aunque no es fácil olvidar.
Ahora también así, se habían ido mis oídos. Y yo soy un tipo más acústico que visual, todos los sentidos me importan mucho, pero con el oído, teníamos una amistad especial, era un compinche perfecto. Y ahora, cómo iba a continuar sin ese instrumento tan agradable y vivaz?
También la vida, se va agotando, año a año, hora a hora, casi sin darnos cuenta… sin embargo, queda mucho a favor y esto es lo que hay que disfrutar: la parte llena de la copa de champaña. Ahora la veré brillar y burbujear, esas burbujas me harán cosquillas y dejarán un picor muy agradable en el paladar y todo eso lo voy a gozar, aunque ya no escuche el tintinear de las copas al brindar…
Es la vida que va quedando, lo que hay que valorar, cada época tiene lo suyo, hay que aprovechar hasta la última gota de todo lo bueno que todavía nos queda y no llorar por la leche derramada, no te parece?”

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