Sucedió de a poco, aunque ahora nos parece que pasó volando y
quedamos con ganas de más de lo mejor, de haber logrado mayores éxitos, de no
haber metido la pata tantas veces (aunque, ¿cómo habríamos entendido sin
equivocarnos?)
Quedamos presos de
nuestras fantasías. Habríamos querido amar más profundamente, con más pasión, haber
aprendido mejor, haber perdonado mucho más… haber sabido compartir a pleno
mucho antes, tomado más helados, viajado, atravesado más bosques, con sol o con
lluvia, no importa, desnudos, descalzos, habernos bañado en más playas, haber
tenido más contacto con lo verde y la natura… haber comprendido antes lo bueno
y lo malo que no supimos ver!
Ahora querríamos quedar ahítos
de dulzuras y placeres que no tuvimos y ya no hay tiempo… o no hay medios! Vemos
todo tan hermoso y a la vez, está acotado, ensombrecido por complicaciones.
Cuanto más vemos, más
deseamos, como hipocondríacos del placer, todo resulta más hermoso y asimismo, inaccesible!
¡Cuánto arte, cuánta
música, cuánta belleza, cuántas delicias podríamos absorber con todos nuestros
sentidos en el tiempo que nos queda? ¡Cuántas asignaturas pendientes! ¿Cómo
podríamos conformarnos?
Llega el postrer amor
algo tarde y queremos desbordarlo… aunque bien sabemos que eso, debe degustarse
muy despacio!
¿Cuánto más lograremos disfrutar antes de que la parca maldita nos dé caza?
¿Cuánto más lograremos disfrutar antes de que la parca maldita nos dé caza?
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